Diccionario argentino: Jerga de conurbano bonaerense

Expresión para alertar que la bragueta -cierre o botones- se encuentra abierta.

Nombre dado a individuos que en las redes sociales se dedican en forma anónima a insultar, agredir, difamar, dañar y efectuar todo tipo de acciones contra personas, grupos de ellas, instituciones y todo aquello que puedan atacar. Se dividen en dos especies Corporativos e Independientes.

Los corporativos son aquellos que recluta la extrema derecha neoliberal, racista, pro colonia, antipopular y apátrida. Son mercenarios de poca monta que se venden por migajas teniendo en cuenta los intereses que defienden. En los albañales donde los concentran y melonean, los someten a una competencia feroz para ver quién es más creativo en originar mucho más daño. A tal fin los ceban con bonos en dinero, algún voucher para comprar o disfrutar de algo, a los exiguos en relaciones sexuales le pagan el taxi-boy o la escort y alguna que otra zanahoria más. Son sujetos netamente cobardes y pobres de espíritu. Estudios psiquiátricos y sociológicos realizados a través de sus actuaciones en la red, ya que es casi imposible que alguno de la cara, coinciden en afirmar que son seres de mediocre coeficiente intelectual, escasa formación cultural e inseguros de sus pocas capacidades. A ello se le agrega que seguramente provienen de familias disfuncionales, que en las mismas u otros ambientes han sufrido o sufren abuso o acoso físico o mental. Su creatividad o ingenio para dañar en las redes no se debe a ningún talento sino a la exteriorización de sus propias frustraciones, que su cobardía no les permite experimentarlas y solucionarlas en la interrelación con otras personas u afectos.

El trol independiente es un psicópata obsesivo con las mismas deficiencias que los corporativos, pero que al realizar su ruin tarea no lo hace por dinero o algo material, sino que eso lo lleva a una especie de orgasmo intelectual con el cual aplaca en algo su pobre existencia.

El plural de trol sería troles y el de troll trolls, pero esto no agrega nada a la mierda que son.

Dícese así en los barrios populares y con animus iocandi a la persona pelirroja, por la similitud del color del oxido ferroso.

Alguna teoría aventurada enuncia que ese color se adquiere en la matriz de la madre cuando cuando la misma coje muy esporádicamente y por lo tanto el aparato reproductor se oxida por el no uso.